Los extraordinarios bancos de
medusas que han teñido de azul buena parte del litoral catalán durante estas últimas semanas podrían advertir de un verano complicado. La climatología, las condiciones ambientales y la falta de depredadores podría contribuir a que esta próxima temporada de baño venga acompañada de una gran cantidad de medusas en nuestras playas. Entre los animales marinos que aparecerán, si no hay novedad y como ya viene sucediendo en buena parte de la costa andaluza y levantina, encontraremos una especie que genera cierta alarma social y que inquieta a la comunidad científica. Se trata de la
Physalia physalis , más conocida como la
carabela portuguesa o falsa medusa, una especie potencialmente
peligrosa para los bañistas por el potente veneno que posee en sus tentáculos; que puede ocasionar temblores, diarrea, vómitos y convulsiones a parte de las habituales lesiones en la zona que ha contactado con el animal. Esta especie de aguas cálidas propia de los principales océanos llegan al Mediterráneo, a través del estrecho de Gibraltar, arrastradas por corrientes y vientos. Su particular forma, que recuerda al de una carabela (de ahí su nombre), flota en la superficie gracias a un gas que genera y del que penden los temidos tentáculos que pueden alcanzar los 20 metros de longitud y con las que cazan sus pequeñas presas para alimentarse. Pero en esta ocasión, la presencia de esta especie podría llegar a playas inéditas como la costa catalana. “
Estamos en alerta porque, aunque es muy difícil que la carabela portuguesa llegue a Catalunya, si se cumplen las previsiones de abundancia de medusas podría alcanzar alguna playa catalana”, advierte remitiéndose a la estadística Josep Maria Gili, profesor investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
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